Mi historia: un camino de salud y descubrimiento.
A los 23 años, después de años de intenso entrenamiento en el gimnasio, comencé a experimentar constantes dolores de espalda. El exceso de ejercicio y la mala técnica de entrenamiento me llevaron a sufrir lesiones que, en ese momento, no sabía cómo manejar. Fue entonces cuando comencé a investigar sobre terapias manuales. Esta búsqueda me llevó a estudiar y formarme en diversas técnicas de masaje terapéutico, como quiromasaje, masaje deportivo, posturología, entre otras. A medida que seguí aprendiendo más sobre el cuerpo humano, comprendí mejor no solo las causas de mi propio dolor, sino también la forma en como el cuerpo y la mente están conectados. Esta experiencia me permitió aliviar mis problemas físicos y obtener una comprensión más profunda de cómo tratar y prevenir lesiones. Sin embargo, todos estos conocimientos aún no cuadraban, sentía que me faltaba algo más y no fue hasta los 30 años que realmente comencé a enfrentar una verdadera crisis de salud. Después de un período marcado por el estrés extremo, el exceso de trabajo y los hábitos de vida poco saludables, mi cuerpo comenzó a deteriorarse internamente. Comencé a sentirme deprimido y con poca energía, tenía repetidas infecciones de garganta, problemas en la piel y exceso de gases. Sin embargo, no fue hasta años después que me diagnosticaron una gastritis crónica con infección estomacal, acompañada durante un largo periodo de náuseas, molestias digestivas y continuamente experimentaba dolores físicos tan intensos que me resultaba casi imposible moverme con facilidad, a pesar de poner en práctica todo lo aprendido. Esta etapa de mi vida me obligó a parar por completo. Fue un punto de inflexión, ya que me di cuenta de que algo más profundo estaba afectando mi salud. Fue en ese momento cuando descubrí la Psiconeuroinmunología, una disciplina que estudia la interacción entre la mente, el sistema nervioso y el sistema inmunológico. Esto me permitió ver la conexión directa entre mis problemas emocionales, mis hábitos de vida no funcionales, mi mala y tóxica alimentación, el estrés y los trastornos físicos que estaba experimentando. Esta disciplina me ofreció una nueva perspectiva y ahí fue donde todo empezó a tener sentido. La Psiconeuroinmunología me ayudó a entender cómo mis pensamientos, emociones y comportamientos diarios estaban influyendo en mi salud física. Aprendí a restablecer el equilibrio entre mi cuerpo y mi mente, y mi bienestar comenzó a mejorar notablemente. Fue esta experiencia personal la que me inspiró a profundizar aún más en la Psiconeuroinmunología y aplicarla en mi práctica profesional para ayudar a otras personas a sanar de forma holística. Hoy mi misión es utilizar todo lo aprendido para acompañar a otros en su propio proceso de sanación. Entiendo lo que significa atravesar dificultades de salud y mi experiencia me ha dado las herramientas necesarias para guiar a quienes buscan mejorar su bienestar físico y emocional. Mi enfoque es siempre holístico, ayudando a cada persona a encontrar el equilibrio que necesita para vivir una vida más saludable y plena.